Señor que te conozca

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 La amistad con Dios sigue los mismos pasos que la amistad humana. La
amistad se forja con tiempo real de hablar, de charlar de todo, de todos, de mí. Crece y se hace fuerte cuando me experimento tan en confianza que puedo comentarle al otro lo que no hablaría con cualquiera, y cuando el otro también confía en mi y me abre su interior... así nos empezamos a conocer.
Jesús te dice " Tu no eres mi siervo, eres mi amigo, porque a ti te lo
cuento todo" (Jn 15.15). Este es el deseo de Jesús, llegar a contárnoslo
todo hasta poder hacer que lo mío sea suyo y todo lo suyo, su preocupación, su alegría sea mías también.
Dios nos ha creado a todos con esa capacidad de amistad con Él (Gs 19 ),
con capacidad de hablarle y escucharle, con capacidad de amistad con Él. Es el más grande don que la ha dado Dios al hombre que a ningún otro ser creado le ha dado.
Por eso Dios, en su infinito amor, como un padre espera que su hijo, el
niño de sus entrañas se dirija a Él y le hable. Para esto es necesario unas
actitudes que no hemos de presuponer, sino no se llegara a establecer esta amistad con Él a la que nos invita.
FE VIVA. La palabra de Dios nos dice "para acercarse a Dios es preciso
creer que existe y que no deja sin recompensa a los que lo buscan" (Hb
11.6), creer que esta presente y que esta esperándome más anhelante y
deseoso de hablar conmigo que yo mismo con Él.
 Necesitamos una fe viva para reconocer su presencia personal. Dios no es una teoría o una palabra fría escrita hace muchos años. ES UNA PERSONA  que piensa, habla, siente, una persona viva que esta a nuestro lado esperando a que caigamos en la cuenta de su presencia continua.
 "Estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo
entrare en su casa y cenare con El y Él conmigo" (Ap 3.20).
Espera a tu puerta porque no quiere forzar tu libertad, una amistad es
cuestión de dos voluntades, dos libertades...
BÚSQUEDA La oración es un encuentro en el que yo voy conociendo a Jesús, su personalidad, sus valores, su vida, su pensamiento, por eso, cuando voy a estar con Él, es necesario ir con sed de conocerle.
 Hemos de preguntarle mucho como los niños cuando están en la edad de
aprender, preguntarle sobre sus mismas palabras, o sobre las situaciones o sobre mí mismo, ya que Él nos conoce mucho mas  de lo que nosotros mismos nos conocemos.
 Zaqueo era un hombre que no podríamos contar entre la gente religiosa de su pueblo. Sin embargo quería conocer a Jesús   y esto le hizo posible
encontrarse con Él. Jesús que conoce nuestra búsqueda de mas, nuestra
necesidad de no conformarnos con lo ya vivido o sabido de Él, nos llama,
como a Zaqueo, por nuestro nombre, no pasa de largo (Lc 19. 1-10).
Jesús ¿ Hay algo que me impida conocerte, acercarme a ti?
 PETICIÓN ¿Qué verían los discípulos en Jesús que después de su oración le decían "Señor, enséñanos a orar"? Jesús después de enseñarles ha hablarle a Dios con cercanía y llamándole Padre, les insiste en que pidan (LC 11.5-14).
Es necesario pedirle porque a veces somos como ciegos ante Él, o tal vez
sordos, o mudos... Por eso, como aquellos hombres de los que nos narra la escritura, nosotros también hemos de pedir, gritar tal vez en medio de una sociedad que como al ciego de Jericó le insistía que se callase, pero como el hemos de gritar mas fuerte, "Jesús, hijo de David, ten compasión de mi...
Jesús se detuvo y dijo: llamadle... ¿Qué quieres que te haga? Señor, que
vea."(Mc 10. 46-52).
 ¡Pídele al Señor; que te vea que te conozca, pídele eso que más necesitas
para poderle seguir, para poder ser, ante el mundo, su testigo!
INTERIORIZACIÓN.  La oración nos cansa, aburre, cuando no profundizamos, cuando la amistad es superficial me da igual mantenerla o no, por esto Jesús nos dice "Tú cuando vayas a orar, entra en tu aposento y después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que esta allí en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensara". (Mt6. 5-6).
Entrar en nosotros mismos y cerrar la puerta a las distracciones para poder dejar que me hable. La conciencia es el sagrario de Dios, es  el altavoz donde resuena su voz, pero no le entenderé si yo pongo atención en lo de fuera, como dice San Juan de la Cruz: "olvido de lo creado, memoria del creador, atención al interior, y estar amando al amado". (A veces ayuda escribir para centrar la mente en lo que quiero hablar con Él, escribir su palabra o lo que yo le quiero decir).
SINCERIDAD  Como Dios nos conoce tan bien, delante de Él podemos ser nosotros mismos, sin caretas. Es genial poderle expresar todo a Él: mi vacío, mi soledad, mi preocupación, mi ilusión, mi esperanza o mi
desesperanza... todo. El no se asusta de nada de lo que vivo, me conoce y me ama "Todas mis sendas te son familiares"(Sal 139). No me pide que este bien para poder estar con Él, me pide que acuda a El siempre este como este.
Moisés hablaba con Dios cara a cara y le exponía todas sus dificultades
para realizar aquello que era la voluntad de Dios, y Dios le iba diciendo
como vivir todo eso. Dios no nos ahorra las dificultades, sin embargo si
nos da una motivación, un sentido para vivirlas y algo aun más grande, nos da su compañía, para que no las vivamos solos, este es su mayor don, su amistad (Ex 33. 11-17)
ESCUCHA La oración, sobre todo es escucha, porque es Dios quien más sabe y su Palabra es la que mi corazón profundamente necesita escuchar.
No tendrán sentido todas las actitudes anteriores si no llegamos a
escucharle, a entenderle.
Para poder escuchar necesito silencio exterior,  buscar el lugar mas
recogido y silencioso, sobre todo necesitamos silencio interior para poder
captar su voz, por esto nos dice "te llevare al desierto y te hablare al
corazón" (Os 2.16).
 Escucharle es leer despacio sus palabras y descubrir que es lo que en este momento te quiere decir a ti " a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras" (Vat II).
(Jr 15.16) "Se presentaban tus palabras y yo las devoraba... eran la
alegría y el gozo de mi corazón".
CONFIANZA  Necesitamos confiar en su palabra, que llegue a ser tan
importante en nuestras vidas, que sea nuestra norma de vida, dejar que lo que me dice influya en toda mi vida. El cristiano es el que se deja regir
por su palabra. Dios me habla para mi presente, sabe muy bien a quien se dirige cuando habla con cada uno de nosotros. Por eso no podemos dar mas peso a nuestra opinión o a la opinión de los demás o a la del mundo. Confiar en Él es hacer lo que me dice sabiendo que es mejor para mí y para los que me rodean.
Jesús mismo decía muchas veces "Yo no hago nada por mi cuenta" (Jn 4. 34) su vida era  una constante referencia al Padre. Se avanza en el seguimiento en la medida que se es fiel a su palabra, y la alegría esta en realzarlo "Seréis felices cuando lo practiquéis" (Jn 13. 17) "os digo todas estas cosas para que mi gozo este en vosotros y vuestro gozo sea colmado" (Jn 15.11).
Jesús, ¿Hago lo que tu me dices? ¿Me pesa tu opinión? ¿Me fío de tu
palabra?
María, madre nuestra, enséñanos a fiarnos de Dios, como tú lo hiciste para que los que nos rodean puedan conocerle a través de nuestras vidas.