"...Sin embargo, la besé"

Autor: Phil Bosmans

 

Una vez vi a un hombre que sufría terriblemte por la muerte de su mujer. No conseguía resignarse. Me hizo pensar en otro que, mucho tiempo antes, estaba sentado delante de mí como bloque de granito, cerrado, con el rostro tenso y la mirada amenazante. Las palabras que, a trozos, le caían de la boca, resonaban como blasfemias: "No es posible. Mi mujer ha muerto. Un accidente. No puedo vivir sin ella. Acabaré. Giro en el vacío, ya no trabajo, continúo tragando somníferos. No hay nada que hacer". "Intenta resignarte", le dije con dulzura. "No puedo, no quiero -gritó- ¡Quiero acabar!". Para algunos la vida es tal vez horrible. Arthur Miller escribe en una comedia: "Soñaba en que la vida consistía en tener un hijo. Pero nació una niña mongólica y yo la rehuía. No obstante ella se empeñaba en subir a mis rodillas. Me tiraba de la ropa. Entonces pensaba: "Si pudiera besarla, quizás conseguría dormir". Y me incliné sobre aquel rostro martirizado, fue terrible (...), sin embargo la besé. Sí, pienso que tú deberías besar tu vida; tu vida tal como es, reconciliarte con ella, por más dura y pesada que sea. En cuanto la hayas besado será distinta, más soportable. No te hagas ilusiones. La felicidad en la vida no es un espectáculo permanente. La felicidad auténtica y profunda va y viene y a menudo no dura mucho. El resto del tiempo transcurre pensando en ella y esperándola.

"Reconcíliate con la vida tal como es".

Hoy. Ahora. Y no te pierdas aquel poco de felicidad que te espera.