Si quieres descubrir tu vida...

Autor:  Padre Michel Quoist

 

 

Si quieres descubrir tu vida concreta a la luz de la Fe, juzgarla y organizarla en la paz y en la realidad sobrenatural de la Esperanza, vivirla en unión con Jesucristo y tus hermanos, debes entrenarte todos los días a revisarla desde un ángulo distinto del de la eficacia humana: El deportista se entrena, el obrero aprende su oficio, el artista hace muchos "ejercicios" antes de producir una obra maestra. ¿Por qué no tratas de vivir una auténtica vida cristiana?

La re-visión de vida no es: un examen de conciencia, un control de tus resoluciones, un ejercicio de atención, ni un medio de discernir tus acciones.
El "acontecimiento" es la materia prima de tu revisión de vida, es el lugar donde Jesucristo te invita a colaborar con El, el lugar donde debes reunirte con El, hacerle preguntas y comprometerte en función de su deseo con respecto a tí y a tus hermanos.

Frente al acontecimiento, empieza pues a adorar a Jesucristo vivo en tu vida y en la vida del Mundo.

Con el acontecimiento Dios te hace señas. Te hace descubrir las intenciones del Señor en cuanto a tí y a tu ambiente. No siempre comprenderás lo que te pide Dios, pues su voz algunas noches no atravesará la espesura de lo humano ni el grosor del pecado. Pide perdón y en la noche de la fe, adóralo en silencio.

En el Evangelio Dios te habla, El espera tu respuesta: En la vida, se dirige a tí, invitándote al diálogo. Tu revisión de vida debe desembocar en la plegaria: plegaria de adoración: ¡es maravilloso, Señor! plegaria de agradecimiento: ¡gracias, Señor! plegaria de arrepentimiento: ¡perdón, Señor! plegaria de súplica: ¡concédeme, Señor!

Si Dios te habla por medio del acontecimiento, es para invitarte a la acción con El y en El. Con la revisión de vida, tu acción ya no es para tí, aplicación de técnicas humanas, búsqueda de medios de apostolado, sino, a partir de la vida, respuesta a un deseo de Dios.

Hay que obedecer al Señor a través del acontecimiento. Si revisas fielmente tu vida: descubrirás al Cristo total, cuyo gran cuerpo místico crece a través de la historia humana; te entrenarás para estar disponible mediante la búsqueda permanente del deseo de Dios en cuanto a tí; entrarás con tus hermanos, mediante la acción, en la realidad del designio creador y redentor. Entonces, serás cada día más cristiano adulto.