Solo fui un instrumento

Autor:

 

Había una vez un Santo, que ya estaba muy viejito. Y ya le quedaba poco para vivir. El había ayudado a su comunidad y siempre había estado atento a todo lo que la gente pedía, y la gente lo veía como una gran, y muy santa persona. Entonces todos le dedicaron hacerle una fiesta, con platillos y bombetas, para recordarle lo especial que fue, le trajeron muchos regalos y vino mucha gente.

El santo no quería que se le hiciera ninguna fiesta porque al final la gente se acordaría de una persona especial y no de un simple servidor. Pero al final, (un poco obligado) aceptó.

A la hora de repartir los regalos, el santo, tomó los regalos uno por uno, y leyó al remitente de todos los regalos. Y sin ver el regalo por dentro lo devolvió a todas las personas que estaban ahí y lo habían traído, y dijo:

-Yo ya estoy muy viejo, y ya no me queda mucho tiempo. Les regalo lo que tengo y ese es el mejor regalo que ustedes me pueden dar. La oportunidad de amarlos. Pero por favor. No me recuerden como una persona especial. Sólo recuérdenme como su servidor. Y si alguna vez me van a recordar como alguien especial, recuérdenme como el instrumento usado y gastado, que alguna vez sirvió a Jesús para poder llevar la música de la vida a las demás personas.
Pero recuerden que sólo fui un instrumento...!!!