Supera el dolor sabiamente 

Autor:  

 

 

El sufrimiento te incomoda.
Pero si vives quejándote,
te fastidias a ti mismo
y a quienes te acompañan.
El malestar es propio del dolor.
Pero el disgusto por el dolor
nace en tu mente,
y tu mente lo puede alimentar e intensificar.
Comparte tu angustia
con quien te pueda ayudar a superarla.
No te atormentes exagerando tu malestar.
Alimenta la esperanza de salir de tu pena,
acudiendo a Cristo que te llama
para acogerte y aliviarte:
"Venid a mí tdos los que estáis
cansados y agobiados,
que yo os aliviaré" (Mt. 11, 28).