Súplica en el cansancio

Autor:  Ignacio de Larrañaga

 


Madre, vengo del tumulto de la vida. El cansancio
me invade todo el cuerpo y sobre todo el alma.
Es tan difícil aceptar con paz todo lo que sucede
alrededor de uno durante una jornada de trabajo
y lucha... Las cosas en las que habíamos deposi-
tado tanta ilusión, decepcionan. Las personas a
las que queremos entregar bondad. nos rechazan.
Y aquellas otras a las que acudimos en una ne-
cesidad, intentan sacar provecho.
Por eso vengo a Ti, oh Madre, porque dentro de
mí camina un niño inseguro. Pero junto a Ti me
siento fuerte y confiado. Sólo el pensar que tengo
una madre como Tú, me dá ánimo. Me siento
apoyado en tu brazo y guiado por tu mano. De
esta manera puedo, con tranquilidad, retomar el
camino.
Renuévame por completo para que consiga ver
lo hermoso de la vida. Levántame para que pue-
da caminar sin miedo. Dame tu mano para que
acierte siempre con mi camino. Dame tu bendi-
ción, para que mi presencia sea, en medio del
mundo, un signo de tu bendición. Amén.