Tras la tormenta aparece el arco iris 

Autor: Theodore Parker

 

 

He visto yo una tormenta en una primavera pasada.
Todo era negro, excepto la parte en que el relámpago había desgarrado la nube
con una tronada tajante.

El viento sopló y la lluvia cayó, como si el cielo hubiese abierto sus ventanas.

¡Qué devastación tan enorme se produjo !

Ni una sola tela de araña al aire libre escapó a la tormenta, la cual destrozó 
también al fuerte y vigoroso roble.

Más, tan pronto como el relámpago había desaparecido, el trueno cesó, la lluvia terminó, el aire de poniente apareció con su aliento suave, las nubes se marcharon y la tormenta al retirarse arrojó una faja de arcos celestes sobre sus bellos hombros y resplandeciente cuello y, volviéndose, miró y se sonrió, retirándose y desapareciendo.

Pero después de muchas semanas, los campos estaban llenos de bellísimas flores y, durante todo el verano la hierba era más verde, los arroyos
aparecían con más corriente y los árboles dieron más sombra, porque la tormenta había pasado por allí, aunque hacía mucho tiempo que todo el resto de la tierra había olvidado la tormenta... su arco iris.... y su lluvia.