Tu diploma papá...

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Un hombre muy rico tenía dos hijos.  El hijo mayor, quien se había graduado con honores en la universidad, constituía todo su orgullo.  Este se había casado con una joven muy linda y residía con sus hijos en la casa paterna.  El hijo menor, sin embargo, había fracasado al ingresar a la universidad y el padre le reprochaba constantemente sus fracasos. Lo comparaba todo el tiempo con aquel hermano mayor y le echaba en cara el éxito que éste había logrado en el ejercicio de su profesión.  Este hijo menor era anteriormente un joven lleno de vida; pero ahora se le veía delgado, decaído y deprimido.
 
Una tarde el hijo menor le dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me corresponde como herencia, pues me iré a trabajar al extranjero".  El padre le respondió: "Todavía no es el tiempo.  Para poder disfrutar de mi herencia tienes que esperar a que yo muera".
 
Pocos días después, el hijo menor reunió todas sus pertenencias y las empeñó en un monte de piedad, y con este dinero y con la ayuda de su madre y de unos pocos amigos, logró comprar un boleto para marcharse a tierras extrañas.  Allá no tuvo la dicha de encontrar trabajo de una vez y, habiéndosele agotado el dinero, comenzó a pasar necesidad y su salud se resintió.  Vivía en un viejo almacén y se alimentaba de mendrugos.  Alguien le propuso vender drogas; pero él atinó a rechazar esa propuesta.
 
Caminó sin rumbo fijo hacia las afueras de la ciudad y el único trabajo que encontró fue el de dar de comer a los animales de un granjero y recoger el estiércol de las vacas y los cerdos. ¡Cómo extrañaba los manjares exquisitos en la casa del padre!.  Su patrón, sin embargo, creyó ver en él a un diamante en bruto.
 
Una mañana se acercó al joven y le dijo: "¡NADIE PUEDE CREER EN TI MAS QUE TU MISMO!.  TU ERES EL RESPONSABLE DE TU PROPIO DESTINO Y DEL RUMBO QUE VA A TOMAR TU VIDA. TU ERES QUIEN DEBE TOMAR TU PROPIA DECISION DE SUPERARTE Y DE ALCANZAR TUS METAS; PERO PARA ESO DEBES TRAZARTE OBJETIVOS CONCRETOS Y LUCHAR CADA DIA POR ALCANZARLOS Y LOGRAR TODO LO QUE TE PROPONGAS".  "Si quieres llegar a ser administrador de empresas conozco un amigo en la ciudad que te puede dar un mejor empleo que yo y, al mismo tiempo, puedes estudiar en la universidad.  Anda, ¡Confía en ti.  Ve y supérate!.  Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti".
 
Pasaron ocho largos años y el joven superó brillantemente sus estudios de Administración de Empresas, logró postgraduarse con honores y, además, se casó con la hija de un rico industrial, quien al cabo de poco tiempo le cedió la dirección de sus empresas.
 
Tres años después decidió entonces visitar a sus padres en su lejano país natal.
 
Al llegar a su casa paterna, su padre, quien ya lo daba por muerto, lloroso y con unas grandes ojeras salió a recibirle.  "Hijo mío, gracias a Dios que has vuelto.  Aquí han ocurrido grandes desgracias.  Tu hermano mayor, poco tiempo después que tú te marchaste del hogar, comenzó a darse una vida de lujos y a dilapidar nuestra fortuna.  Actualmente padece de leucemia y hemos gastado los pocos recursos económicos que me quedaban en el tratamiento de su enfermedad.  Aún así, los médicos consideran que sólo un implante de médula puede salvarle la vida, pero yo no tengo el valor de pedirte siquiera que lo ayudes, ya que te traté muy severamente cuando vivías aquí".
 
El hijo menor dijo entonces a su padre: "¡No te preocupes, papá, que yo estoy dispuesto a ceder parte de mi médula para salvar la vida de mi hermano.  Además, todo el tratamiento correrá a partir de estos momentos por mi cuenta".  "Yo solamente quería que conocieras a mi esposa y a mi pequeña hija, tu nieta. ¡Helas aquí!.  Y, aunque ya no vale la pena, te traía este diploma que obtuve en la universidad para que lo colgaras en la pared de la sala de la casa".
 
El padre le respondió: "Hijo, estoy muy contento de verte nuevamente, y tu madre, que anda buscando unos resultados de análisis de tu hermano, se pondrá muy contenta y radiante de felicidad".
 
"Padre- dijo el hijo menor-, ¿Y dónde está la esposa de mi hermano?".
 
"Ah, tu cuñada- respondió el padre muy triste- apenas supo que tu hermano había dilapidado nuestro patrimonio y saberlo enfermo, se marchó con otro hombre"....  Pero callemos por ahora, que ahí viene tu hermano, y se alegrará de verte"....